Después de tantas veces y tantas despedidas, llegó la última. Supe que sería la última vez cuando dije que sí. Apenas cedí, supe que aquella era la última despedida y, que cuando cruzara la puerta y saliera el sol lo perdería para siempre. Lo supe, pero no quise detenerme. Procuré llenar de contratiempos el amanecer que no veríamos juntos y el café que no aprendería a prepararnos. Quise darle besos cada vez más largos que sellaran un “no te vayas” en sus labios. No lo logré.
Sé que siempre habrá un universo que guarde la mejor versión de nosotros. Un universo en donde seamos coleccionistas de volcanes y catadores del mejor postre que esconde la ciudad. Por lo pronto y en esta vida, no será y no nos culpo: el instinto nos intentó avisar.
Ya no preparo las palabras justas para la siguiente vez, ya las intenté todas. No tengo más planes ni promesas que pedirle, no tengo más historias guardadas ni cartas pendientes. Vuelvo a reconocer la libertad tan suya, la forma tan espontánea de deshacer los silencios que nunca fueron incómodos y la habilidad de elegir la canción exacta para no poder olvidarlo.
He borrado las fotos, y ahora solo me queda la posibilidad de haberlo imaginado todo. De haber tenido un sueño en donde nuestras manos se reencontraban al fin, un sueño en donde sonreía al verlo llegar y me lanzaba a sus brazos sin querer irme jamás.
Siempre busqué descifrar las expectativas que se filtraban entre los silencios intermitentes que habían dejado los días. Esta vez, nos dejo ir con las manos abiertas, sin ninguna posibilidad y sin esperar nada más. Con claridad y sin daños. Sin más.
Hubo una vez en que pudimos ser todo lo que siempre quisimos, pero ya no.
“I’ve been sitting here thinking about all the things I wanted to apologize to you for. All the pain we caused each other. Everything I put on you. Everything I needed you to be or needed you to say. I’m sorry for that. I’ll always love you ‘cause we grew up together and you helped make me who I am. I just wanted you to know there will be a piece of you in me always, and I’m grateful for that.
Whatever someone you become, and wherever you are in the world, I’m sending you love.”
— Theodore, Joaquin Phoenix, Her
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