Poemas

Luciérnagas de playa

Qué locura haber creído que un “quédate” basta para cambiar una vida,
y que una sonrisa me alcanza para decirte lo que con palabras me falta.

Qué insensato creer que puedo olvidarte de una vez,
si cuando escucho tu voz solo puedo pensar en volver.

Volver.
No sabría a qué parte,
desde dónde,
desde cuándo.

Volvería al escondite que no nos descubrieron,
a las veces que nos reímos en lugar de discutir;
volvería a las pocas veces que te escuché cantar, y
a todas las noches que nos desnudamos en secreto.

Volvería a escribirte sobre amores imposibles,
a entregarte el alma en un beso;
volvería a creer en ti,
pero tú, mi amor, ya no estás aquí.

Algún día será. Quizás.
En el que pueda verte despertar,
que nuestros pasos se junten
y cualquier duda la hayamos dejado atrás.

Algún día será. Lo sé.

Pero ojalá me alcance la vida para quererte,

para hacerte el café y contarte un cuento, 

para amarte y creer que te tengo.


Rezo porque una vida nos baste para reconocernos,
enseñarte lo que escribí cuando más te extrañé,
tomarnos las fotos que pondremos en marcos,
y nunca volver a olvidar un cumpleaños.

Pero si el día nunca llegara,
si esa hubiera sido la verdadera despedida,
pido tener días suficientes para olvidarte;
para saber que yo seguiré bien
pero que seguiré sin ti.

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